Profesores ICEC potencian su aprendizaje con salida a terreno
Por Denisse Espinoza Ramos
Una dinámica y educativa jornada vivieron el pasado sábado 03 de septiembre los profesores que participan en el programa de Indagación Científica para la Educación en Ciencias que dicta la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En aquella ocasión, los docentes, guiados por los asesores del curso, visitaron una ladera cercana al cerro El Zaino, ubicada en la comuna de Santa María en San Felipe, en el marco de las pasantías científicas que contempla el programa, con el objetivo de valorar el territorio natural local para actividades vinculadas a la enseñanza de las Ciencias.
“Los profesores y alumnos tienen la creencia que estas experiencias son un paseo y no una oportunidad para trabajar rigurosamente. Aquí se dieron cuenta que las salidas son una forma de trabajo muy rica, que los conceptos científicos se aprenden en conjunto con habilidades que se desarrollan solo en este tipo de actividades. Además, se sorprendieron respecto de la aplicación y comprensión rápida de conceptos de otras áreas tales como las matemáticas, la estadística, la física, etc., que utilizaron para resolver aspectos claves que permitieron hacer más riguroso su diseño o análisis del lugar de estudio”, señaló José Luis Carvajal, doctor en Ciencias Biológicas con mención Ecología y Biología Evolutiva y asesor del programa.
Como la salida a terreno buscaba que los pedagogos de educación parvularia, básica y media lograran apreciar e incorporar su entorno en el desarrollo de sus clases, la actividad se realizó en la comuna de Santa María, en San Felipe, lugar cercano a los diferentes colegios que asisten al programa ICEC PUCV. Fue así que una vez ubicados en la ladera, los profesores se dividieron en tres grupos de trabajo y cada uno de ellos recibió una bitácora para que registraran toda la información que recopilaron durante la actividad. En primera instancia, los docentes se dedicaron a la observación y reconocimiento de variables ambientales bióticas y abióticas en el sector, además de la identificación de alguna interacción entre los organismos y el ambiente. Luego, basándose en las tareas ya realizadas, desarrollaron una pregunta de investigación, lo que posteriormente dio paso a la construcción de un diseño de muestreo, la delimitación de un cuadrante y la toma de muestras de este sitio de estudio.
“En términos generales, me pareció que se lograron plenamente los objetivos planteados por el equipo, ya que, los profesores evidenciaron en carne propia lo beneficioso de la realización de actividades fuera del aula, donde se promueve mucho más que el mero aprendizaje de contenidos, sino un desarrollo integral. Particularmente, mi labor me permitió apoyar el trabajo de los docentes en formación, haciendo preguntas que pudieran orientar la actividad que estaban realizando, así como verificar el avance en las tareas solicitadas, para luego dar paso a la reflexión sobre lo realizado previamente, potenciando que los educadores lograran llevar experiencias de este tipo a sus aulas y realidades escolares”, manifestó el asesor de escuela Camilo Henríquez.
El sentido de las tareas realizadas también apuntaba a que los profesores comprendieran la metodología de terreno como una estrategia de enseñanza-aprendizaje interdisciplinar y que desarrollaran habilidades propias del trabajo en terreno. Así mismo, se esperaba que con la visita a la ladera cercana al cerro El Zaino surgieran planteamientos concretos en los docentes para ser trabajadas en sus clases y comenzaran a vislumbrarse los primeros bosquejos de proyectos para exhibir la muestra de aprendizajes que deben realizar en octubre próximo.
“Lo que más destaco de la actividad es su contribución a la valoración de su entorno natural, zona cordillerana de Chile central, como un recurso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias naturales. En este sentido, los profesores se pudieron dar cuenta que tienen muchos lugares en su comuna que pueden utilizar como recurso para enseñar y aprender ciencias. Además, integraron estrategias de salidas a terreno como una forma que permite trabajar ínter o transdisciplinarmente, con distintos niveles de enseñanza, y reconocieron que se trata de una estrategia que centra el aprendizaje de las ciencias en contenidos, habilidades, didáctica, metacognición, otras áreas de las ciencias y del conocimiento al mismo tiempo”, indicó Carvajal.
Por lo mismo, este tipo de iniciativas pueden realizarse con profesores de las distintas áreas del conocimiento de las propias escuelas, con el fin de potenciar la valoración y el entendimiento del entorno local como patrimonio natural y como un recurso de enseñanza-aprendizaje de las ciencias naturales. Me llama la atención que los educadores estaban muy sorprendidos por cómo trabajaron todos los ejes temáticos, siempre pensando en cómo replicarlos con sus estudiantes. Se dieron cuenta qué concepciones tienen ellos, qué habilidades han desarrollado y cuáles no, y que esto lo enseñan día a día en sus aulas sin tener en cuenta todas las dimensiones que consideraron durante esta experiencia”, agregó.
La salida a terreno contó con una alta asistencia de los profesores que formar parte del programa ICEC en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y tuvo gran impacto en ellos, motivándolos a buscar la manera de reproducir este tipo de iniciativas en sus propios colegios.
Así lo señaló Pablo Calderón, profesor de Química del liceo Max Salas Marchan de Los Andes que valoró ampliamente la iniciativa. “La salida a terreno implicó trabajar con un método distinto: se compartió más con los colegas, se hizo una actividad al aire libre, se describió un poco el ambiente, relacionamos algunas variables y trabajamos en equipo. Fue una jornada de muchas tareas, pero también de muchas reflexiones. La verdad es que quedamos con gusto a poco porque nos hubiese gustado estar más tiempo en el lugar. Si pensamos en los estudiantes, es una alternativa útil ya que permite dar un enfoque distinto a los contenidos de clases. Me imagino que a ellos les agradaría más visitar un sitio que estar sentados en una sala, pues así se relacionan de forma directa con el entorno. Es una propuesta de trabajo buena, significativa, que ya estoy pensando cómo implementar con mis alumnos”, expresó.
“El espíritu de las ciencias está en estas experiencias en terreno, no en las salas de clases. El niño tiene que sentir el frío, el calor, observar los insectos, conocer su flora y fauna, etcétera. Así puede tener una concepción distinta de las labores que se hace en las salas de clases y comprender nuevas metodologías de trabajo”, dijo Roberto Tadino, profesor de Ciencias de la Escuela José Manso de Velasco de San Felipe.
Idea que apoya su compañera de escuela Daniela Caldera, profesora de primero básico, quien calificó la iniciativa como motivante. “La actividad nos permitió darnos cuentas de la importancia de estas salidas a terreno porque podemos abordar diferentes etapas del conocimiento y hacemos que los niños puedan lograr un aprendizaje significativo, cuyas vivencias son en terreno y eso es muy difícil de conseguir en una sala de clases. Nosotros pudimos utilizar todos nuestros sentidos, estábamos atentos a lo que pasaba en nuestro alrededor, por eso, es una súper buena experiencia para replicarla. De hecho, en mi colegio ya estamos trabajando para repetir la actividad. Somos muy conscientes de que no vamos a efectuar actividades de este tipo todas las semanas, pero tenemos que hacerlas un par de veces. Consideramos que es fundamental que nos recuerden estas cosas porque estamos tan absorbidos en esta vorágine que nos olvidamos de que nuestra labor debe permitir que los estudiantes aprendan desde la práctica. Nuestra escuela cuenta con un programa que se financia a nivel de la Ley de Subvención Escolar Preferencial (SEP) y es un proyecto de aula viva, que nos permite desarrollar ría en terreno, lo que apunta a potenciar estas salidas. El tema es que nos vemos entrampados en la gestión y eso es lo que estamos mejorando. También queremos implementar un huerto que pueda ser trabajo transversalmente, desde la pre-básica hasta octavo básico. Por otro lado, el colegio quiere certificarse como establecimiento ambientalista por eso queremos trabajar lo que es el reciclaje. Tenemos hartos proyectos y una jefatura que nos posibilita elaborar varias propuestas, por eso esperamos que el curso nos ayude con las herramientas para dar vida a estas ideas”, contó la docente de la Escuela de José Manso de Velasco de San Felipe.