Mercedes Ahumada: “Los ejecutores de ICEC están muy implicados y eso es un agregado para asegurar un cierto grado de éxito en cualquier proyecto”
Por Denisse Espinoza Ramos
En el marco de las jornadas intensivas del programa de Indagación Científica para la Educación en Ciencias, la académica visitó nuestra universidad y estuvo observando algunas clases, ejerciendo su rol como agente evaluador del programa. Conversamos con ella para conocer en profundidad su papel en ICEC y sus apreciaciones de desarrollo que ha tenido el proyecto.
¿En qué consiste su trabajo en el programa ICEC?
Mi vinculación con el proyecto ICEC es como evaluadora interna y externa del proyecto. Es una invitación que me ha extendido Corina González y Carolina Martínez para participar y dejar evidencia de cómo ha sido el desarrollo del proyecto dentro de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Concretamente, mi rol es poder mirar la propuesta de formación que tienen los facilitadores y el profesorado de la universidad hacia los participantes y ver cómo estos participantes van a recibir esa formación en indagación y la van a poder transferir con sus estudiantes. La idea es poder describir el modelo de evaluación que se ha levantado: una evaluación de entrada, una evaluación de proceso y una evaluación final. A lo que sumaríamos un principio de evaluación de impacto porque no está contemplado del todo, sobre todo, lo que significa desde la parte de los receptores de los participantes, de los alumnos, conocer si es que se han generado, por ejemplo, comunidades de aprendizaje y si es que el profesorado ha mejorado la metodología para efectos de la indagación.
Por lo mismo, yo he estado presente en la ceremonia inaugural, en todas las reuniones de coordinación que me han sido posible y, de tanto en tanto, vengo a las reuniones más importantes en el Campus Curauma. Intento llevar de la mano más cercana posible el seguimiento del proceso, para saber donde están sus fortalezas y limitaciones y levantar todos los informes que sean pertinentes y necesarios. Así puedo hacerlo con idoneidad porque no es lo mismo que te cuenten algo a que tú lo vivas. Eso es un tema clave.
¿Qué metodologías utilizan en este proceso de evaluación?
Estamos trabajando con el modelo de evaluación que proponen Stfufellbeam y Shinkfield (1987), comúnmente conocido por las siglas CIPP (Contexto, entrada [Input], proceso y producto). Dentro de la metodología que hemos están la aplicación de encuesta del profesorado en etapa pre, durante y post, un cuestionario -del que ya se hizo un análisis que se envió al Ministerio de Educación-, que cubre dentro de los rangos esperados distintas áreas de los proceso de indagación que versa el proyecto ICEC.
Otro elemento que me pareció pertinente, que es grabar las sesiones de clases de algunos profesores en etapa avanzada para poder mirar cuál es la metodología docente, para perfilar si efectivamente están trabajando desde las propuestas de indagación que se dicen que se hacen. Por ejemplo, yo he estado en el Campus Curauma y ese campus tiene otra distribución a nivel de salas de laboratorios, de trabajo y espacio, pero en cambio en el edificio Rubén Castro la sala que hay para efectos de hoy puede ser no lo mas pertinente para promover los productos, profesores que participan o reciben la información en espacios de trabajo colaborativos y otro tipo de cosas. Por tanto, va a haber que mirar en la grabación para ver si efectivamente la dinámica que trae planificada el facilitador se adapta al entorno o si el entorno está interviniendo negativamente para que los profesores no puedan trabajar en el desarrollo de esas competencias esperables.
¿Hay otras técnicas para la evaluación que estén utilizando?
Otras de las evidencias, a parte de la observación, son las entrevistas a profesorado facilitador, profesorado participante y a las ejecutivas y directoras de proyecto, que eso ya se ha cubierto. Entonces, la idea es tener un momento al final del proyecto, cuando quede poco tiempo para terminar, para realizar algunas visitas a un par de centros para ver cómo se están dando las propuestas de comunidades de aprendizaje, y poder hacer una especie de grupo de discusión con el profesorado que no ha participado de esta formación para ver si ha habido cambios metodológicos. Sería en dos o tres colegios que podríamos concertar para dar miradas desde distintos escenarios, pero también desde distintas voces.
¿Cómo se decidió trabajar con este modelo de evaluación?
La propuesta de evaluación emergió de mí. A mí me pidieron el encargo y me dieron las indicaciones, pero yo perfilé perfectamente lo que se tenía que hacer. Vale decir, que yo he tenido experiencia acá en Chile desde el año 1994 como profesora de universidad Católica y del área de evaluación para los proyectos de mejoramiento de calidad educativa a nivel nacional. Yo fui la encargada de formar a todos los equipo de rectores de todas las universidades nacionales, de aplicar la evaluación y coordinar a todos los académicos. Entonces, tengo experiencia en estas áreas de evaluación. De hecho, asesoro a los Ministerios a nivel internacionales en varios países. No es mi primera vez que vengo a trabajar con universidades chilenas, he trabajado con la Universidad Técnica Federico Santa María, con la Universidad Católica de Santiago y de Valparaíso, formando profesorado en calidad educativa y en acreditación de universidades.
¿Cuál es la relevancia de realizar estos procesos de evaluación?
Normalmente, un proyecto siempre debe ser explicado desde sus resultados, pero los resultados no solamente son efectos finales de un proyecto, que pueden ser o no transferibles para efecto de un profesor que participa de una formación, sino que tiene que ser documentado por todas las etapas que pasa el profesor. Por ejemplo, si tenemos una cantidad de participantes que son 30 o 35, hay que saber si esos profesores han aprovechado la formación, si ha habido un cambio sustantivo respecto de la metodología que venían a adquirir y si esa metodología es soportable en el tiempo, es decir, tiene impacto en aquellos educandos que el profesor va a atender. Porque en ICEC hay pocos profesores por centros educativos, por lo tanto, también podemos decir que es una pincelada para insumar un cambio en el centro; pero la propuesta que hay detrás es que este proyecto se vuelva a repetir en esta y otras universidades que participan de la propuesta ministerial en Chile, para que efectivamente pueda armarse más profesorado.
¿Qué reflexiones puede compartir, desde su perspectiva, sobre el programa ICEC?
Desde mi punto de vista, como evaluadora externa yo pienso que hay cosas que mejorar en cuanto a la instancia de formación, a la experiencia formativa, al mismo proceso que los facilitadores han tenido, con poca experiencia, desde la autoformación o la formación en grupos, para poder impartir después de esta docencia. Es más difícil darnos cuenta del grado de preparación que pudieran tener para efectivamente pedirle después al profesor que esta metodología de indagación sea aplicada. Por ejemplo, con respecto a las salas de clases, quizás, deberíamos para una próxima edición mirar que los entornos donde se va a hacer la formación sea más pertinente para que se propicie esta metodología de indagación, sean más tipo laboratorio y permitan que los profesores trabajen más colaborativamente porque cuando tú tienes una sala para clase magistral y estás trabajando con grupos pequeños no hay mucha oportunidad para que se pueda propiciar la transferencia metodológica, más bien puede estar el profesor en su mesa habitual dictando una cátedra y no es la idea del proyecto. Siempre hay cosas que podemos mejorar y para eso la evaluación ayuda, para que tanto en el proceso como lo posterior, se haga una réplica de esta formación y se pueda mejorar aspectos que sí son susceptibles de controlar por parte de las personas que ejecutan el proyecto, que en este caso es la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
¿Otros aspectos que le hayan llamado la atención?
A nivel positivo, toda la parte de los facilitadores, todas las reuniones que han ejecutado da muestra de que los ejecutores están muy implicados y eso es un agregado para asegurar un cierto grado de éxito en cualquier proyecto, porque cuando no tienes gente comprometida es difícil que los profesores se vinculen a hacer realidad una propuesta que viene desde el área ministerial. Recordemos que el ICEC viene desde el Ministerio, no nace desde la PUCV, por tanto, también es un tema que uno tiene que controlar al momento de revisar los resultados, que tanto el profesorado que viene de la universidad se apropia del proyecto para poder transferirlo después al profesorado que viene como receptor participante.
Otro valor, creo yo son las ganas, la implicación y la productividad de las personas que lideran el proyecto. Hay una red importante que ha permitido que el proyecto funcione y que si hay un tipo de imitación se pueda tener la oportunidad en el momento de poder recoger las mejoras o la resolución de problemas y por tanto la posibilidad de que el proyecto continué perfeccionándose.
¿Cuáles son las acciones que vienen de aquí en adelante en términos del proceso de evaluación?
Eso depende de mi trabajo ahora, de lo que yo pueda informar y de lo que a los ejecutivos le interese. La primera parte me ha parecido interesante y creo que se pueden mejorar las cosas. Ahora, también puede ocurrir que a partir de lo que han visto sumen a la evaluación interna/externa personal interno, que también es bueno, no solamente traer un experto internacional para que se haga cargo de esta parte. Eso lo tiene que decidir las necesidades del proyecto, que siempre son las que mandan y lo que contrate el Ministerio porque también pide unos mínimos. Yo espero que el Ministerio tenga bastante controlado lo de los evaluadores para que si se hace una segunda edición del programa ICEC, se pueda cautelar que cualquiera de las universidades comprometidas desarrolle correctamente el proyecto.